Apaga Tu Cabeza.: febrero 2011

Es un caos,un caos que aparenta
ella parece inocente y serena
yo tan solo fui otra de sus presas
fue tanto el ego que aparenta...

Que he sido ¡mas que ella!
aunque sin esa doncella
soy la nada estrella muerta

En el atardecer y la vejez
de este mi joven cuerpo,joven y añejo
mi cabeza cana,una por cada recuerdo
y un rostro sin arrugas,ojos de niño

Creí que fui ¡mas que ella!
mas que recuerdo a veces la voz:
cuerpo de mujer ojos de niña

La condena firmada con lágrimas
al demonio en forma de mujer
tan engañosa fue su tes
y mi condena ¡gran idiotez!

Recostado en este abismo
no tenerla entre mis brazos
querer ver la nubes en el techo
ver solo los trazos,de recuerdos.

Son tan añorados,tesoros¡sus ojos!
y los trazos de un recuerdo borroso
que hermoso parece que muere,difiere

Solo escucho el golpear de la lluvia
en la amargura de la tierra
y en el techo parece que oyera
¡opera! su nombre en las gotas

Creí poder ¡ser mas que ella!
poder calmar mi mirada
e ignorar la tristeza tan cansada

tan cansada alucina
de las gotas toma el ritmo
una que otra nota
y bebo el sonido de su boca

¡pronuncia un "te amo"!
tan atesorado! casi cual ojos brillantes
soles radiantes¡ha!oro en sus ojos
oh música en su voz

¡ella fue un tesoro!

¿Por dónde empezar?...¿Por dónde empezar una historia de la cual no sé el fin?.
Empezare por mis sueños, no esos de los que parecen metas ¡no! Sueños esos que ya son reales, esos que pasan cuando te olvidas del que está en frente de el, ese que se siente cuando estas entre dos espejos contrapuestos y eres el centro, el centro y los alrededores,todo y nada, en su infinito reflejo.
¡No!, Lo anterior no es sueño me parece falso; mejor comienzo:
En esta realidad, ¡En esta!, en la que escribo las cosas para no olvidarlas, perdía el sentido, lo invocaba, invocaba al sueño la liberación del alma, ¡como la muerte!, me acostaba y al despertar llegaban a mi voces de otro mundo “el inframundo” diría yo, unas voces que sugerían-recuerda…recuerda, vuelve a cerrar los ojos e intenta rescatarme, te ayudare lo prometo-a veces la escuchaba ,otras la ignoraba llegue a escribir mis sueños pero no los cumplía.
Cuando escuchaba la voz, otra se callaba y las memorias que tuve entonces me hicieron entender todo; unos de los recuerdos mas vividos, mas lucidos, son los de una pirámide egipcia es importante, ¡egipcia!, en medio de un campo, un campo en la esquina de lo que pareciera ser civilización, allí te internabas, ponías un pie sobre su césped seco y esa realidad se esfumaba, tal y como humo, ¡como humo! ¡como una idea olvidada! ,era este sueño muy repetido puedo incluso dibujar un mapa de ese lugar y no podría ni hacer un croquis de esta realidad ,esta que escribe.
Quizás esa pirámide no fue la primera señal, ¿Cómo saber cuál es la primera? ¿si no se cual es la ultima? , es infinito de abajo hacia arriba, como la punta, como lo infinito, finito y puntiagudo, cortante, desangrarte, ¡otra vez la muerte!, olvide la carne y pude ir a ese Egipto y escribirlo aquí, ¡en esta realidad que sola se escribe! ,y yo soy la soledad.
Si…recuerdo que cuando estaba aquí, salía a caminar poco tiempo, pero era un tiempo para la mente, realmente fue mucho tiempo, caminaba buscando almas en la miradas unos las tenían, otros las tenían y no sabían, morían; cuando me veían a los ojos su espanto los hacía tragar el oxigeno, que yo necesitaba para mi ego, como un globo que fuese a estallar un día, me perdía, me perdía en cuerpo para encontrar el alma, no me gusta mucho como suena solo: “Perderse en cuerpo, para encontrar el alma” me gusta más aquí ,¡aquí! Cobra más sentido. Siempre que salía buscaba felinos, seres que están allá y a veces creemos que están aquí, cuando pudimos toparnos un gato, puesto que siempre huyen de aquí ¡de aquí!.
Buscaba en su mirada la puerta, la puerta hacia el más allá, y un poco menos acá, puesto que todavía tengo cuerpo; en sus ojos en un sentido horizontal, había otro ojo en el sentido vertical, es decir un ojo dentro de otro ojo, pero esta vez su dirección opuesta, ¡que equilibrio el de los gatos!, están aquí, pero están allá, ven con sus dos ojos lo que escribo y ven con otro par lo que olvido, ¡como humo!, es importante: como humo, como egipcio ,como felino.

Una de estas caminatas, en luna llena y la misma plata clavada en su alma, en mi alma que le pertenece al allá de mi noche y sentía que yo, ¡yo! ¡este! y ¡oeste! era todo omnipotente y podía en ello creer, manipular las mentes, el subconsciente ; así que mande hablar a un dios, a un gato, dios egipcio; como perdido en el desierto ,vi espejismos, un alma , ¡un alma!, tenia forma de felino y espejismo, que gato tan perfecto era aquel, sus patas eran de color blanco pisando la negra tierra ,el mundano pecado que se salva con un blanco, su cuerpo era negro, apuntando a lo blanco del cielo, la pureza que busca lo mundano.
Venía de frente ese dios de la luna, de frente, pero yo también iba frente al el, el felino estaba perdido, yo también; el venia de la derecha buscando la izquierda y yo venía de la izquierda buscando la derecha.
Veía su alma acercarse y su pequeño cuerpo también, a lo tenía todo, un visitante de allá y otro de aquí, se encontraban; me agache para acariciarlo y él se revolcaba en mi mano para que lo acariciara, era el presente, y la luna también me lo sugería, proporcionaba luz para ver el gato, y algo de obscuridad para ver el alma en sus ojos; ¡sí! Esa noche fui un gato y el fue humano, asqueroso humano.
La luna era roja, blanca en el cielo y rojo en sus ojos, como el desierto de mi soledad, ese que me apasionaba con su roja luna ¡por todo! ¡Por nada! ¡Por hadas! , ha… que perdición la mía, amaba hasta lo que odiaba, ¿cómo podría yo amar? ¿si todo amaba? ¿¡Cuándo seria de verdad!?
Esta gato es mío y yo de él, soy del diablo yo le ayudo pero el también el me ayuda; soy de dios pero esta vez un poco más del diablo, intente llevarlo a mi casa, el diablo era tan manipulable y algo escurridizo, se resbalaba en mis manos, pero estaba en mis manos; hasta que dios me salvo, ¡dios gracias por salvarme! casi llegue a la perfección el me dio una mancha, una mancha de patas de gato o conejo es lo mismo, mientras sean blancas; podía ver el negro del blanco gracias a esa mancha.
El diablo me pertenecía, lo cargue en la mano derecha y a su izquierda el que manipula al diablo sospecho, ¡algo me apartara del diablo!; y a nuestra izquierda ese que protegió al hombre antiguo del balaam, del jaguar, del felino, ¡el perro! el demonio se soltó de mi mano pero dejo una cicatriz en la mano izquierda, yo pensé que era la derecha, pero muchas veces la obscuridad es luz ,y muchas veces son lo mismo, tanto cambian que a veces la luz puede ser una condena. Y llegue a algo que se llama casa, ¿y el demonio? -no lo se, quizás si lo sea yo – parezco tranquilo, pero estoy poseído.
Creo que pasaron días y paso de mil formas aquella historia del gato, una muy interesante fue cuando conocí a alguien llamada María, mariguana, “café” como decía el demonio que conocí, ella, esa bruja se llama Ela, por que antes me parece recordar que la llamaba Ale, Alejandra.

No era muy bonita, ni refinada, algo desquiciada, se vestía como le mando el demonio, tenía en la mirada algo de inteligencia, mucho del diablo, del inframundo, del gato, la luna y daba la casualidad, aparente casualidad de que ella poseía una rata egipcia.
Soy alguien que sigue las señales, y me dirigí a Egipto, al desierto, el desierto de mi soledad, una que se siente cuando estoy entre la gente; la primera vez que intente encontrar al diablo me confundió un portal, era blanco y morado, brillante y obscuro, chillón y depresivo, a la izquierda de este balance dual: nieve y a la derecha el infierno, ¡ho infierno como te busque! .
Toque la puerta del lado derecho del lado derecho, y el demonio salió, no era una rata egipcia, era una gato mucho mas allá y un poco acá, donde yo; el demonio que parece que parece dios, la unidad que parece desolación me conto que era de dos colores, le gustaba el blanco y el negro, el hombre y la mujer; sus patas eran blancas, aparentaban ser blancas, por que se veía mas alta, mas que yo, pero la apariencia engaña; era negra pero su alma blanca.
¡Aleluya, Ela, Hella , allhelluya! Palabras de un ritual de unión, yo parecía tan inocente , y ella de llamas incandescentes ; subí, pero baje, baje a los mas recóndito de la mente, entonces todo lo que parecía allá, parecía mas de aquí, lo rescate y lo anote, anote mis sueños, no note lo real; si…era el desierto ahí, espejismos que parecían reales, creí que eran de mi propia alma, hubiera preferido certeza en lugar de fé.
La nada se hacia presente ahí, era tan nada que mucho quedo olvidado, todo lo que recuerde cuando estaba allá, cuando estaba soñando daba un mordisco, un mordisco como el de una manzana que ofreció la mujer, que ofreció el demonio, una mordida que engendraba algo, no importa que o cuando, lo que había visto en mis sueños lo olvidaba aquí, y lo que aquí se rezagaba se recordaba mas allá, como una inspiración, una voz, que dice -Recuerda- y cuando logras recuperar todos los fragmentos, la voz continua diciendo –olvida- olvida para que recuerdes.
Sentía la creación dentro y fuera del cuerpo, tan adentro, tan enterrada, que dolorosa era sacarla; era el momento presente porque vi un futuro, cuando todos ven el pasado, pero yo era el pasado, que quería ser futuro y termino en el presente, un presente en el que pensar es anticuado y actuar es peligroso, ¡era todo!;¡la ausencia de una estrella!, cuando llegas al muro, se aleja, vuelves a seguirlo ,lo tocas y se aleja, así fue la omnisciencia ,la toque y se alejo ,es eterno el placer de pensar que no llegare.
Estaba recargado en la pared, no se alejo, tampoco quedo rezagado su recuerdo, pues el recuerdo del demonio era lo único que buscaba, se recostó en mi y el calor de su cuello escribió mas memorias, era lo que faltaban acá, acá, donde escribo, donde siento el pulso del alma, latiendo y diciendo “recuerda”;un latir en mi pierna izquierda, la manifestación de otro mundo.
Las cosas se llenaron de mi alma, y ella la luna vio mi alma en las cosas, en el techo vio mi rostro, también de frente, como la gata que creí era gato, ella buscaba arriba y yo buscaba abajo en su libreta, las visiones ,las visiones mas que de mi rostro de mi alma; dijo ver un nombre enojado o triste, o quizás serio, voltee al techo riendo, y el techo sonrió con migo, con ella.
Tome sin permiso un pedazo de su alma que era mía, en su libreta, un hombre con su ojo izquierdo lastimado, lastimado por una mancha, un lunar, un lunar de pasiones olvidadas, dejadas pasionalmente por otras; e intentaba descifrar su alma, su dibujo, ella pensaba que estaba perdido ya, pero sentí su mirada, por que ella veía su dibujo en mi cara y yo mi cara en el dibujo, en el dibujo de nuestra alma.
Me lleve nuestro dibujo, el primer recuerdo material de algo que fue un sueño, un sueño en Egipto.
Y así llegue con bien a casa, los momentos de conciencia eran restos de manzanas mordisqueadas, y la mordida un sueño, un sueño que me hizo sobrevivir, arribar, despertar; por que perdido en el infierno pero inspirado por los cielos, un recuerdo de la vez que me perdí en cuerpo y encontré el alma , el alma del todo, que sabiendo el camino llegue a la nada, a mi casa ,una solida, que aunque parezca solida, pútrida, pútrida por culpa de la mancha en su lunar derecho; pútrida por el lunar en su ojo derecho.